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En esta primera publicación, haré mención de un aspecto cardinal al que hiciera referencia el ilustre catedrático Pablo Lucas Verdú , quien, al disertar sobre “La Imaginación Constitucional como Creación Política”, subrayó la necesidad de distinguir entre “tener Constitución” y “hacer Constitución”.
Mientras el primer concepto incita a contar con un instrumento de gobierno, el segundo alude a la situación en que las normas constitucionales, además de responder a los principios inspiradores del constitucionalismo moderno –democrático, liberal y de supremacía constitucional– son realmente efectivas, siendo ésta última la opción deseable y a la que ha de aspirarse.
De igual manera, es preciso actuar, y pasar de tener gobierno a hacer gobierno; el efecto de una palabra podría parecer mínimo, pero su consecuencia –igualmente sujeta a un solo término- es capaz de transformar esta minúscula diferencia en abismal: EVOLUCION.